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Mapa del conocimiento humano

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viernes, 18 de marzo de 2011

PROPUESTA PARA ELABORAR UN MAPA DE TODO EL CONOCIMIENTO HUMANO

¿Cómo visualizar TODO el conocimiento humano?
Si echamos un rápido vistazo a los métodos de visualización o de representación del conocimiento (y para ello la Tabla Periódica de los métodos de visualización, de Visual Literacy es verdaderamente ejemplar) observamos que en su mayoría (esquemas, mapas conceptuales, mapas mentales, diagramas y gráficos de todo tipo) se limitan a un campo muy concreto, a un sector del conocimiento muy específico, en función de las necesidades del usuario en cada momento.
Es difícil elaborar un mapa de, digamos, toda la medicina, toda la filosofía o toda la ciencia. Aun así, los hay, y muy notables, por cierto (véase, por ejemplo, el Mapa de la filosofía y de las ciencias, de José Antonio Peñas, el Mapa de la historia de las ciencias, de Cristian Jago, ambos estilo “mapa de metro”, o los Diez pilares del conocimiento, elaborado por el Dr. Chaim Zins, o bien el Mapa del conocimiento basado en la lectura, creado a partir de la actividad de los científicos, según afirman sus creadores de Los Alamos National Laboratory, entre muchos otros que no podemos reseñar ahora). Sin embargo, cuanto más generales son, menos prácticos resultan para aclarar cuestiones concretas y para mostrar relaciones específicas como sí lo hacen los métodos de visualización a los que aludimos en el primer párrafo.
¿Cómo conectar ambas perspectivas?
Para ello debemos darnos cuenta de que tanto los esquemas y gráficos más precisos, como las grandes perspectivas adolecen de un mismo “defecto”, si podemos llamarlo así. En la medida en que pretenden “visualizar” cada uno el tema que les ocupa, buscan mostrar de un vistazo, esto es, de forma simultánea, toda su información. Esto, que en un principio puede resultar una virtud, se vuelve un problema cuando la cantidad de información es tan ingente, cuando queremos cubrir desde lo más concreto hasta lo más general, desde la física al arte, la lingüística o el estudio de la alcachofa y su ciclo vital.
Semejante integración es posible. Para entender mejor mi enfoque, pensemos en lo siguiente. Los mapas, no los mapas abstractos de ideas, sino los mapas cartográficos con los que todo el mundo está familiarizado, son también herramientas estupendas de visualización, pero cada uno se limita a un area determinada. Si queremos guiarnos por las calles de Barcelona, de nada nos sirve un mapa de Europa, pues la escala no es la adecuada. Tampoco nos sirve un plano de las calles de Londres pues, aunque la escala sea la correcta, no estamos enfocando el lugar indicado. Hay miles de mapas que representan cada punto del planeta, desde numerosos puntos de vista, pero todos tenemos claro que no son más que una parte de una misma realidad, pues al fin y al cabo la Tierra sólo es una, sea cual sea la perspectiva desde la que la representamos.
En el caso de la representación del conocimiento, se nos puede argumentar, no estamos hablando sino de relaciones abstractas, pero también es cierto que están interconectadas. Valiéndonos de la metáfora de los mapas cartográficos, las grandes áreas del saber, tales como Ciencias, Letras, Humanidades, Artes, etc. son los continentes de este “planeta del conocimiento”, cada disciplina (digamos, química, física, biología, etc. ) es equivalente a cada uno de los países de esos continentes y en cada uno de ellos hay rasgos propios y únicos de mayor o menor importancia que bien podrían simbolizar las teorías principales, o sus autores, de cada rama del saber.
Si queremos seguir con la representación del conocimiento de manera simultánea, nos encontraremos con el problema que tenían aquellos cartógrafos del cuento de Borges, que pretendían hacer un mapa en el que figurase todo y para ello se disponían a hacerlo del tamaño del país entero. Todo esto es innecesario. Una herramienta como Google Earth supera todas estas complejidades. Del mismo modo, sería posible hacer un Google Earth del conocimiento, sobre el que poder sobrevolar, hacer zoom e interactuar del mismo modo como se hace con la aplicación informática tan conocida. La cuestión que se nos plantea sería la de cómo distribuir en su superficie todas las disciplinas de un modo coherente y lógico, y este es el punto al que ha llegado mi propuesta, que si bien comenzó desarrollándose en 2D, ya contenía el orden que el mapa del conocimiento que propongo mantendría. Así pues, un mapa del conocimiento humano consistente en una aplicación similar en forma y modo de uso a la conocida Google Earth, pero en cuya superficie quedase plasmado todo el conocimiento humano.
José Sánchez-Cerezo de la Fuente

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